CVXI

“Comenzó entonces, en las almas recientes, aquella enfermedad a la que se le llamó romanticismo, aquel cristianismo sin mitos, que es la propia sequía de su esencia enfermiza.

Todo el mal del romanticismo consiste en la confusión entre lo que nos es necesario y lo que deseamos. Todos necesitamos de las cosas indispensables para vivir, para conservar y prolongar la vida: todos deseamos una vida más perfecta, una felicidad absoluta, la realidad de nuestros sueños y £

Es humano querer lo que necesitamos, es humano desear lo que no necesitamos pero nos resulta deseable. Lo que es ya enfermedad es desear con igual intensidad lo que es necesario y lo que es deseable, y sufrir por no ser perfectos como si se sufriera por no tener pan. El mal romántico es este: es querer la luna como si hubiera alguna manera de obtenerla”.

(F. Pessoa, Libro del desasosiego)

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