CVXIII

295.

El dinero es hermoso, porque supone una liberación,―

Querer ir a morir en Pequín y no poder hacerlo es una de las cosas que me causan un pesar tan grande como la idea de un cataclismo próximo.

Los compradores de cosas inútiles son siempre más sabios de lo que se imaginan―compran pequeños sueños. Son niños en el adquirir. Todos los pequeños objetos inútiles cuyas señales al saber que tenemos dinero hacen que los compremos, se apoderan de nosotros con la actitud feliz de un niño que recoge conchitas en la playita― imagen que más que cualquier otra traduce toda la felicidad pueril. ¡Recoge conchas en la playa! Nunca hay dos iguales para un niño. Se queda dormido con las dos más bonitas en la mano, y cuando se las pierden o se las quitan―¡qué crimen! ¡robarle pedazos exteriores del alma! ¡arrancarle fragmentos de sueño!―llora como un Dios al que hubieran robado un universo recién creado.

(F. Pessoa, Libro del desasosiego)